Al momento de coleccionar minerales y rocas, es preciso saber que estamos tratando con materiales que fueron creados hace millones de años y que por un humano descuido de 1 segundo se pueden dañar o hacer trizas por una caída o golpe, por lo que su manipulación es una de las responsabilidades más importantes del mineralogista.
Además, dentro de cajas los minerales se rozan, provocando destrucción de cristales y que por ejemplo, tu hermoso cuarzo se transforme en polvillo luego de un par de meses por lo que ésta no es la mejor forma de guardarlos, como así también en una vitrina abierta o encima del televisor ya que el polvo puede sepultar para siempre el espectacular brillo de una pirita o cuarzo.
Si bien, lo ideal es exponerlos en una fina vitrina, existe una solución sencilla, gratuita y elegante para el mineralogista novato, estas son: las cajas de huevos. Sí, así tal cual, resulta que gracias a su diseño obtenemos un soporte resistente para nuestras más preciadas muestras.
Se toma una caja de huevos (no cuesta nada pedirlas en las avícolas o almacenes) y se colocan los minerales, así de sencillo. Ahora bien, para darles más seguridad se puede colocar la caja de huevos con los minerales ya puestos dentro de otra caja (de zapatos por ejemplo) haciéndola calzar dentro de ésta, simplemente recortando la "huevera" hasta que sirva de piso para su caja contenedora.
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